El fiscal general publicará por primera vez recomendaciones de uso para evitar la difusión en las redes sociales de información sobre procesos judiciales en curso, como le ha ocurrido a la hija de Bob Geldof
La semana pasada, Peaches Geldof, la hija de Bob Geldof, publicó en su cuenta en Twitter los nombres de dos mujeres cuyos hijos habían sido abusados sexualmente por Ian Watkins,
cantante de la banda Lostprophets. Un juez músico calificó de «pedófilo
determinado y convencido» al músico, que reconoció un intento de
violación del bebé de una de sus fans, además de su culpabilidad en
varios delitos sexuales. Al compartir la identidad de dos de las madres
con sus 168.000 seguidores en Twitter, la joven vulneró la legislación penal británica que protege celosamente la información relativa a investigaciones y juicios en curso.
Desvelar información protegida de un juicio constituye un delito de desacato
El año pasado, nueve personas fueron procesadas por publicar en Twitter o Facebook la identidad de la víctima de violación por el exjugador de fútbol del Sheffield United, Ched Evans.
Los nueve aseguraron desconocer que estaban cometiendo un delito. Más
recientemente, un hombre ha recibido una condena de prisión suspendida
(por lo que no deberá pasar por la cárcel) por publicar en Twitter y
Facebook imágenes de los asesinos del niño James Bulger.
No es un «Gran Hermano»
Para intentar prevenir situaciones como esta y garantizar la existencia de «juicios justos», el fiscal general Dominic Grieve ha anunciado que publicará a partir de hoy en su página web y su cuenta en Twitter recomendaciones sobre el uso de las redes sociales en relación a investigaciones policiales y procesos judiciales, que hasta ahora extendían solo a los medios de comunicación.
Las redes sociales permiten a un
individuo alcanzar a miles de personas con un solo tuit o comentario, ha
explicado Grieve. «Es una posibilidad emocionante, pero puede plantear
ciertos retos al sistema de justicia penal», cree, en un escenario en el
que ciertos individuos tienen más seguidores que los grandes medios de
comunicación.
«En el pasado solo los medios de
comunicación de masas podían transmitir información relativa a un juicio
a un grupo tan amplio de personas que podía comprometer el proceso
judicial, ahora es diferente. No pretendemos decir a la gente lo que puede o no decir en las redes sociales, al revés, está diseñado para facilitar los comentarios de forma legal», ha aclarado.
La norma más simple que recomienda
es «no comentar» sobre juicios en curso, ha dicho Grieve. Además, hay
gente que realiza comentarios bajo los efectos del alcohol o en «estados
emocionales», ha reconocido. E insiste en que su afán es más pedagógico
que procesal. «Esto no es una especie de Big Brother que vigila»,
destaca. Aún así, su decisión ha sido recibida con aprensión por
algunos.
Por ejemplo, el diario «The Independent» recoge la noticia en su portada impresa de este miércoles bajo el titular «Guerra en Twitter». El especialista judicial de la BBC, Clive Coleman,
lo ve con más naturalidad: «Hay un malentendido público de que internet
es de alguna manera una zona de libertad de expresión en la que no
aplican las leyes penales y civiles; eso es lo que se está corrigiendo»,
defiende.
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