El origen: las costumbres celtas, ya que sus sacerdotes creían que esa noche el señor de la muerte provocaba la salida de los más malvados espíritus. Prendían a modo de defensa hogueras que los rechazaran. De ahí proviene la celebración de esta siniestra y a su vez festiva y juerguista víspera, bautizada por los católicos como Noche de los Difuntos, y Halloween por los anglosajones. Una noche siniestra en su origen católico, ya que se suponía que la dedicaban a ayudar a sus difuntos a cruzar las terribles puertas del purgatorio.
Y, aunque parezca mentira, resulta, a la luz de un estudio de la británica Universidad de Westminster publicado en el Daily Telegraph, que ver cine de terror adelgaza: se pueden perder hasta 113 calorías (igual que con una caminata de media hora) con una cinta que dure hora y media. Incluso han llegado a precisar cuál es la que más peso hace perder: El resplandor, de Kubrick. Al terminar de verla, y siempre según este estudio, tendremos 184 calorías menos. En segundo lugar, estaríaTiburón, y en el tercero, El exorcista.Hoy el asunto ha variado bastante y la que era una tétrica noche de ayuda a los muertos peor situados se ha convertido en motivo de fiesta y disfraz o de quedarse en casa a sufrir y a disfrutar a un mismo tiempo —ya que en esta fecha se han inspirado algunas de las mejores creaciones—, gracias a la música, la literatura y el cine.
Calorías aparte, y por si acaso resulta que es verdad que esta noche los difuntos andan merodeando por allá fuera, aquí os dejamos algunas buenas aunque terroríficas propuestas artísticas para quedarnos en casa arropados de la mejor de las maneras.
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